Las Bodegas Torres vienen desarrollando desde hace más de 30 años un proyecto muy interesante de recuperación de variedades autóctonas, variedades ancestrales perdidas tras la filoxera, la plaga que arrasó prácticamente todo el viñedo europeo a finales del siglo XIX. Fruto de este trabajo de investigación, Bodegas Torres dispone de la finca Castell de la Bleda, de unas 16 Ha, en las que gran parte de su superficie se destina al estudio de la variedad Moneu, una variedad que forma parte del ensamblaje de Clos Ancestral junto con la Ull de llebre (Tempranillo) y la Garnacha, todas entre 30 y 40 años. El resultado es un vino muy fragante y aromático, de paso por boca ligero, suave y muy fresco, y con la sensación de estar bebiendo un vino histórico, algo único.